Aunque en más de una ocasión se ha anunciado la desaparición de las cabinas urbanas de uso público, no será 2020 el año en que suceda. Telefónica está obligada de nuevo a hacerse cargo de su mantenimiento al quedar desierto el concurso público para adjudicar una nueva empresa de mantenimiento.
Con la llegada de la telefonía móvil las cifras de uso de este servicio ha caído en picado. Hoy en día sigue siendo considerado como un servicio básico universal que ha de ser garantizado a los ciudadanos. Este servicio sale a concurso público cada año, pero su adjudicación queda desierta. Esto obliga a Telefónica, compañía que se ha encargado de su mantenimiento desde hace muchos años a seguir haciéndolo muy a su pesar.
El coste que supone para la compañía asciende a 4,5 millones de euros al año, a pesar de que la rentabilidad de las que hoy en día existen es nula. De las 15.500 cabinas que hay hoy en día, 12.500 ya no son rentables, al no realizarse en ellas ni una sola llamada.
Telefónica está obligada a ofrecer una cabina por cada 1000 habitantes, y una más por cada 3000 habitantes más de cada municipio.
Lo cierto es que este coste que aduce la compañía, no se refleja en el mantenimiento de estos servicios. El estado de muchas de estas cabinas es en ocasiones deplorable, impidiendo en ocasiones su uso.
Con la formación del nuevo gobierno, que ahora sí, ya parece tener fecha, es de esperar que la legislación actual se adapté al Código Europeo de las Comunicaciones Electrónicas que ya fue aceptado por España.
Así pues parece que 2020, puede ser la fecha definitiva para la eliminación de estas reliquias de las telecomunicaciones. Cuando esto suceda es de esperar que algunas sean eliminadas del mobiliario urbano y otras sean transformadas en antenas para ofrecer una mejor cobertura de móvil.
